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Un año de pandemia: Nuestra labor médica en Todonyang

El año de 2020 ha supuesto todo un desafío para los responsables de nuestro dispensario Príncipe de Paz en Todonyang, Turkana. Al ya difícil reto de proporcionar atención sanitaria a las comunidades tribales que habitan esta árida región de Kenia, se ha sumado la urgencia de impedir que el coronavirus se extendiera por la región, donde podría haber causado estragos, debido a la ausencia de hospitales y a las condiciones de pobreza extrema en que viven sus habitantes. 

Por este motivo, los responsables del centro médico intensificaron las charlas sobre higiene, repartieron jabón entre la población y suspendieron algunas actividades susceptibles de provocar aglomeraciones. Todo ello sin interrumpir la infantigable labor que llevan a cabo a través del dispensario y las salidas de la clínica móvil. De esta manera, han logrado atender a un total de 6.839 personas y, por el momento, la región permanece libre de Covid-19, ya que el aislamiento territorial que históricamente ha perjudicado al desarrollo de Turkana en esta ocasión ha tenido la ventaja de dificultar la propagación del virus.

Mientras tanto, nuestra clínica móvil no ha dejado de llevar la atención médica a las aldeas más remotas de la región. En 2020 realizó un total de 84 salidas a siete áreas sanitarias diferentes, una de ellas de nueva incorporación: el poblado de Kanamkuny, situado cerca del lago Turkana. Durante estas salidas se ofrecen los mismos servicios que en el dispensario: nutrición, revisión médica mensual, cuidado prenatal y tratamiento del VIH.

Logros en salud infantil

La mayoría de las consultas que atendimos en 2020 fueron debidas a trastornos relacionados con la malnutrición, así como traslados a hospitales, embarazos y personas enfermas de VIH. El hambre es un problema endémico en Turkana y desde nuestro dispensario trabajamos intensamente para paliarlo, especialmente entre la población infantil. Así, el pasado año dimos de alta a 8 niños que en 2019 acudieron a nosotros con síntomas de desnutrición y que, tras ser atendidos, experimentaron una rápida mejoría.

Terminamos con la historia de Esekon, un niño de 9 años que llegó a nosotros muy enfermo y que pronto fue diagnosticado de cáncer. Rápidamente, lo trasladamos al hospital de Eldoret, situado a 600 kilómetros de Todonyang -a dos días de viaje-, para que pudieran administrarle quimioterapia y salvar su vida. Después de casi un año de tratamiento, el pequeño se encuentra mejor y está a punto de empezar a recibir sesiones de radioterapia. Así, paso a paso, seguiremos luchando para mejorar la vida de las comunidades más vulnerables de Kenia.

 

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