Hace algo más de un año, los enfermeros de nuestra clínica móvil conocieron a Esekon, un niño de diez años del poblado de Kokuro, que presentaba una importante inflamación en el cuello. En un primer momento creyeron que sería una adenitis -un ganglio inflamado- causada por una posible tuberculosis, y le trasladaron al centro médico de Lodwar con el fin de examinarlo. Sin embargo, el diagnóstico fue más grave de lo que creían: el bulto era en realidad un tumor cancerígeno.
Comenzaba así una cuenta atrás para salvar la vida de Esekon que desde entonces nos ha mantenido en vilo. Los responsables de la misión de Todonyang llevaron al niño al hospital de Eldoret, a 600 kilómetros de su hogar, donde los análisis revelaron que padecía un linfoma de Hodgkin. Enseguida comenzó un tratamiento de seis meses de quimioterapia que dio buenos resultados y, a principios de este año, Esekon comenzó a recibir radioterapia.
Dos buenas noticias
Como en el hospital se aburría, porque nadie más aparte de su madre hablaba la lengua Turkana, el pequeño decidió a aprender por su cuenta el idioma swahili para poder charlar con los enfermeros y médicos que le trataban. Con once años recién cumplidos, es un niño inteligente y curioso, al que la enfermedad ha hecho madurar. Finalmente, esta semana hemos recibido dos noticias felicísimas: tras concluir su tratamiento Esekon está completamente curado y, a partir de ahora, su mayor deseo es estudiar en una de las guarderías que coordina la misión de Todonyang, donde aprenderá un tercer idioma, inglés, y además nuestro enfermero podrá hacer seguimiento de su salud.
Mientras su madre ultima los preparativos para trasladarse a Todonyang con sus otros dos hijos pequeños, nos ha dicho: “Estoy muy contenta y muy agradecida con todo el apoyo que nos habéis dado. Ha sido un tratamiento largo y costoso que no hubiéramos podido seguir sin vuestra ayuda. Si no fuera por vuestra clínica móvil, mi hijo habría muerto. Gracias”. Este 26 de julio dará comienzo el nuevo curso en Turkana y también, la nueva vida de Esekon y su familia.
Buena suerte, pequeño.