Rosa Sánchez, psicóloga de FMLC
A menudo las personas en duelo se preguntan cuándo deben desprenderse de las pertenencias de un ser querido que ha muerto. La duda de cuándo recoger, regalar, tirar o recolocar las cosas del fallecido suele preocupar al doliente: ¿Me perjudica, es malo que aún no lo haya hecho? ¿Si han pasado meses desde su fallecimiento, tendría que empezar ya?
Sin embargo, el hecho de recoger sus cosas y decidir qué hacer con ellas es un proceso que no se puede forzar o empujar, si el doliente aún no tiene fuerzas para hacerlo. No hay normas sobre cuándo es el mejor momento para afrontarlo o cuándo alguien se está retrasando. Cuando una persona está en duelo, su mundo interno y el mundo externo van a diferentes velocidades. El doliente debe escuchar cuál es su velocidad ahora y actuar respetándola.
Implicaciones de los objetos en el duelo
Fíjate en tu cuerpo y nótalo: ¿Qué te pide tu cuerpo al ver sus pertenencias? ¿Soltarlas o aferrarte a ellas? Puede que sientas consuelo y dolor al mirar sus cosas, tocarlas… O, por el contrario, sientes tanta rabia al verlas que te desharías de ellas al instante. También puede ocurrir que quieras guardar sus objetos para siempre, no aceptar lo ocurrido y negar la realidad del fallecimiento.
Al principio, es natural que las pertenencias del ser querido que ya no está te ayuden a sentirte conectado con esa persona que has perdido y a expresar tus sentimientos de añoranza. En ese caso suponen un apoyo para tu avance en el proceso del duelo. No es ninguna locura darse un tiempo para tocar sus cosas, olerlas… tratando de capturar sensaciones que sabes que no volverán a repetirse. La memoria de los sentidos: su olor, su voz… dura sólo un tiempo y te puede dar miedo olvidar todas esas sensaciones.
Qué indica conservar o deshacerse rápido de las cosas de un fallecido
Si, por el contrario, sigues tu impulso de deshacerte inmediatamente de todas las cosas del difunto; si no te das un tiempo para sentir y reflexionar sobre qué objetos significativos querrías conservar; si actúas movido por la necesidad de acelerar el proceso del dolor… puede ser que tu necesidad cambie pasado un tiempo y entonces pienses que no conservaste algo para ti o para alguien de tu entorno, que también quería al fallecido.
Por otro lado, si el doliente lo que desea es conservar las cosas del fallecido para alimentar la fantasía de que no murió, negando la realidad del fallecimiento, entonces estos objetos suponen un impedimento para avanzar en el duelo. El problema no es tener sus cosas, sino lo que se hace con ellas.
Cómo desprenderse de los objetos de un ser querido
Cuando sientas que ha llegado el momento de desprenderse de las pertenencias del difunto, piensa con quién quieres hacerlo. Sus objetos van a evocar recuerdos que sólo conoces tú: ¿Con quién querrás compartirlos? Es una tarea íntima, así que si necesitas ayuda elige a alguien en quien confíes, que sea respetuoso y que esté dispuesto a compartir el dolor de esta tarea.
Si esa persona no vive contigo, en la situación actual de confinamiento debido a la alerta sanitaria por Covid-19, puedes pedirle que esté presente por vídeo-llamada y compartir lo que vas sintiendo.
Tómalo en pequeñas dosis: haz pequeñas recogidas y despedidas de sus objetos en diferentes momentos. Tal vez te ayude regalar cosas y conservar algunos objetos significativos para ti. También puede ayudar preparar una bonita “caja de recuerdos”. Cuando hayas afrontado la primera recogida, observa: ¿Qué te ha aportado? Seguramente, además de dolor sentirás el alivio de estar cuidando sus cosas, decidiendo a dónde quieres que vayan a parar y qué sentido tiene para ti cada decisión que tomas.
Qué hacer con las cosas de un fallecido
Tus decisiones hablan del recuerdo que tienen para ti sus objetos, por ejemplo: “Quiero que esta raqueta la tenga su amigo, con quien disfrutaba entrenando”. Y también hablan de tus valores: “Quiero que dar su ropa a personas que carecen de recursos porque él era una persona solidaria”.
En este sentido, puedes contactar con las personas a las que quieres entregar alguno de los objetos y compartir el significado que tiene para ti dárselo, en cuanto sea posible; o entregar sus cosas con el deseo de que a través de ellas sea recordado por quienes le querían, siendo coherente con tus valores. Puedes convertirlo el acto de compartir y regalar en un homenaje a tu ser querido.
A la larga es positivo ir desprendiéndose de lo físico y quedarnos con un recuerdo interno y duradero del ser querido. Los objetos se deterioran, se pueden perder. Sin embargo, los recuerdos, vivencias… emociones compartidas con nuestro ser querido, no. Al principio puede ser difícil darte cuenta de que no son las cosas en sí, sino lo vivido con el ser querido, lo que permanecerá siempre en nuestro corazón. Pero el duelo es un proceso, hay que vivirlo sin prisas y cada pequeño paso tiene su sentido.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web: