Pilar Pastor, psicóloga de FMLC
Si hay una premisa a través de la cual entendemos el duelo, es que no existe un duelo igual a otro. Y lo que hace que un duelo sea tan particular para cada persona es el vínculo único que existía con el fallecido.
Por eso, ante el fallecimiento de un padre, por ejemplo, cada hijo lo sentirá de una manera diferente porque, aun tratándose de la misma persona, la relación, el vínculo que les unía a cada uno, era completamente distinto. Las características del vínculo son las que resumen por completo la relación, la expresión de la unión que mantenían el difunto y el doliente, y sobre la que se asienta la relación.
Cómo funcionan los vínculos
En la relación, cada persona se coloca alrededor del vínculo en una relación circular y sistémica. Se unen y relacionan en función de este vínculo, que está repleto de emociones y experiencias vividas conjuntamente, pero interpretadas individualmente, en las que se mezclan miedos, certezas, amor, etc.
Cada relación establece un vínculo: aunque tengamos tendencia a relacionarnos y a crear vínculos de una determinada manera, cada relación tiene sus características particulares. Por esa razón cada pérdida es única y por eso es tan importante adentrarnos en la relación que había con el fallecido para poder elaborar el proceso de duelo.
Si no había vínculo con el fallecido, no puede desencadenarse el proceso de duelo. Y esto puede ocurrir incluso dentro de una familia. La forma en que el doliente desarrolle el duelo estará definida por cómo era su relación con el difunto.
La influencia del vínculo en el duelo
El vínculo ha sido largamente estudiado en los procesos de duelo: tanto poniendo el foco en la calidad del apego -como hizo Bowlby-, de forma que el duelo se irá elaborando de forma más o menos complicada, como poniendo el foco en la transformación del vínculo –como lo trabaja Neimeyer-, de tal manera que el doliente encontrará la manera de conectar de un modo más sutil, pero también más profundo, brillante y acorde con el cambio en la relación.
La relación cambia, de modo que el vínculo también cambia: pasa a tener un significado más trascendente donde el amor lo llena todo. Pero para llegar aquí, muchos dolientes necesitan llevar a cabo pasos y procesos intermedios.
El terapeuta y su trabajo con el vínculo
En el trabajo terapéutico ponemos la mirada en el vínculo, en la relación, como parte indispensable del trabajo de elaboración del duelo. ¿Quién era el fallecido para el doliente? Esa pregunta puede ser la guía para adentrarnos en el vínculo. Sólo comprendiendo de verdad (no únicamente a nivel racional) quién era el fallecido para el doliente, entenderemos las sutilezas y profundidades de su dolor.
El hecho de trabajar esa pregunta nos lleva irremediablemente a otra: ¿Quién era el doliente para el fallecido? Estas preguntas abiertas recogen la globalidad del vínculo, de la relación. El vínculo es el tono, el sabor de la relación: puede ser más bien dependiente, claro, ambivalente, de protección o de cuidador… Eso que caracterizaba a la relación es lo que va a dejar el vacío de la muerte, y ahí es donde va a estar el núcleo del trabajo en el duelo.
Cuando el vínculo es confuso
Adentrarnos en el sistema de la relación puede ser una parte compleja de la elaboración del duelo, sobre todo en función de qué circunstancias y relaciones. Según los estudiosos del duelo, los vínculos ambivalentes son los más complejos de elaborar en este proceso, debido a esos componentes mezclados que al principio son difíciles de diferenciar y con los que, sobre todo, se siente mucha confusión.
El vínculo ambivalente se caracteriza por mostrar cercanía y acercamiento contradictorio, por un afecto cambiante hacia el fallecido. Este tipo de relaciones dejan al doliente con emociones complejas de manejar -normalmente con muchos aspectos de la relación que se han transformado en tabú-, que no han sido expresadas o que están ahí, en forma de sensaciones contradictorias que resultan duras de admitir.
Como trabajar el vínculo ambivalente
El trabajo en duelo frente a este tipo de vínculos implica aportar mucha claridad a esas zonas de la relación que están más oscuras, con el objetivo de llevar en lo posible a la consciencia todo aquello que de alguna manera se siente y se vive, pero aún no está entendido ni claro.
A medida que se van clarificando estas relaciones que han sido vividas de forma ambivalente, el proceso de duelo también se va allanado, porque se van comprendiendo las emociones, las sensaciones, los recuerdos de las situaciones… con esa comprensión que va más allá del entendimiento racional, la que implica una nueva mirada más amplia, más amable y más real sobre la relación.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:
Nayade Psicólogos
Buenas tardes,
Nos ha parecido muy interesante el post. Nosotros ofrecemos actualmente un grupo de autoayuda en Málaga para personas que estén pasando por un duelo.
Un saludo compañeros.
FMLC
Muchas gracias, nos alegra haberos sido de utilidad.
Un saludo y suerte en vuestra labor,
Equipo FMLC