Sara Losantos, psicóloga de FMLC
Si tomamos en cuenta el número de muertes que se producen al año y damos por buena la cifra que aporta Robert Neimeyer, que afirma que cada muerte afecta a una media de 100 supervivientes, es fácil concluir que, antes o después, todos nosotros estamos o estaremos de alguna manera en contacto con una persona en duelo.
Por esa razón, este mensaje es importante porque todos estamos potencialmente conectados con algún doliente y, a través de la lectura de este artículo, todos estamos potencialmente capacitados para ayudar a una persona que ha perdido a un ser querido.
Todas las personas pueden superar el duelo
Todo aquel que esté en contacto con una persona en duelo debe saber que el duelo se supera, es esencial transmitir esperanza y sobre todo confianza en el ser humano y en sus propios recursos. Hay datos objetivos que permiten sostener esta afirmación, como el hecho de que el 90 % de las personas que experimentan un duelo atraviesa el proceso de manera sana. O el hecho de que el ser humano ha vivido multitud de pérdidas desde sus orígenes y, sin embargo, seguimos sobre la faz de la tierra.
Para superar el duelo existen multitud de recursos, estrategias o terapias, desde las menos directivas hasta las más invasivas, pasando por un amplio abanico de técnicas. Se trata de no dejar de intentarlo nunca: a algunos les lleva más tiempo, a otros menos, pero el ser humano está preparado para superar la pérdida de un ser querido, independientemente del modo en el que se produjo el fallecimiento, del tipo de pérdida o incluso del tiempo que haya transcurrido desde la misma.
Lo que es esencial es transmitir confianza en las posibilidades de cada ser humano, porque cada persona tiene dentro de sí todos los recursos, todo lo que le hace falta para afrontar la pérdida. A veces sólo es necesario creer en la existencia de esos recursos.
El acompañamiento en duelo
Es imprescindible que mantengamos la calma y evitemos asustarnos ante el dolor ajeno, porque el dolor necesita testigos para ser superado. Hay que tener paciencia ante las aparentes recaídas, que no son más que momentos en los que se profundiza en el dolor.
También conviene tener paciencia ante la duración del proceso de duelo. Cuando uno profundiza en el dolor, cuando desciende más y más hacia el abismo, es porque puede, porque está más capacitado. Es desagradable hacerlo, pero es un indicador de mejoría. Cuando una persona de nuestro entorno está en duelo, es indispensable mantenernos en contacto con ella, no esperar a que el doliente nos busque siempre, sino iniciar a veces esa comunicación.
La importancia de conectar de nuevo con la vida
Existe una técnica que se denomina “espolvorear polvo de hadas”, que consiste en generar ilusión donde no la hay. Y a veces tenemos que espolvorear polvo de hadas, generar una ilusión que conecte con algo que es posible en el ser humano, aunque no lo sea en estos momentos. Igual que el elefante Dumbo creía que con la pluma podría volar, a veces las personas también necesitamos una “pluma mágica” que nos permita generar la creencia de que somos capaces de algo.
Espolvorear polvo de hadas significa una cosa diferente para cada persona y se logra de modo distinto en cada doliente. Hay quien necesita buscar esa ilusión en la magia o en la literatura. Cada uno tiene una puerta de entra da distinta, pero el objetivo es siempre el mismo: generar la creencia de que somos capaces, porque, como decía Virgilio, “pueden los que creen que pueden”.
Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web: