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Superar el duelo: La escucha que sana

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

Habitualmente escribo en tercera persona sobre cuestiones más o menos técnicas y con una cierta distancia, ya que éste no es un blog personal. Sin embargo, hoy quiero hacer una excepción. Quiero aprovechar esta plataforma, que recibe una media de 25.000 visitas al mes, para expresar un deseo personal.

Muchas personas dicen que la plenitud en la vida tiene que ver con plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Mi deseo es dejar un legado, siento la obligación moral de transmitir lo que he aprendido. Hace unos años quería cambiar el mundo, ahora me conformo con trascender dejando algún cambio tras de mí.

La necesidad de ser escuchados

Una de las cosas más fundamentales que he aprendido es la necesidad que tenemos los seres humanos de escuchar y de ser escuchados. Por eso, y a pesar de haber reflexionado ya sobre este tema en artículos anteriores, quiero dedicar algunas palabras más a lo que he aprendido sobre la escucha, con la firme intención de que sirva a otros como guía para aprender a escuchar mejor y generar un cambio en la forma en que nos comunicamos entre nosotros.

Puede que no sea la clave, pero sin duda, el mundo sería un lugar mejor si nos escucháramos más.

Requisitos para una buena escucha

Para escuchar bien deben darse al menos tres requisitos previos:

  1. Oír bien. El que no oye no puede escuchar. Escuchar es más profundo que oír, va más allá. Pero, si no se oye, aunque parezca una obviedad, no puede haber una escucha ni profunda ni superficial. De hecho, podemos estar hablando de cosas distintas.

  2. Hacer silencio a lo propio y prestar toda nuestra atención, al menos durante el tiempo que dura la sesión. Si tenemos la atención puesta en preocupaciones o en inquietudes personales, no podemos poner el foco en la otra persona. Y, sin eso, nos perdemos parte de la comunicación. No todo lo que se transmite en una comunicación entre dos personas es importante, pero no podemos saber si lo que nos hemos perdido era banal o importante. Resulta imprescindible tener unos instantes antes de atender una terapia o una valoración para dejar a un lado nuestros asuntos y poder hacer espacio a lo del otro.

  3. Tener interés. Pero en este caso hablo de un interés genuino, auténtico. Y esto es un aspecto que no creo que se pueda cultivar o entrenar: se tiene o no se tiene interés por el mundo interior de cada ser humano. Si no nos preocupa, si no nos interesa en alguna medida la vida, los avatares y las preocupaciones de nuestros pacientes, no podemos escuchar bien porque, sin ese requisito, la escucha se convierte en algo mecánico o vacío.

Hemos hablado de requisitos, que son difíciles de reunir y de calibrar, pero sin los que no existe una verdadera escucha, que es la realmente terapéutica.

El objetivo de la comunicación

Una vez sentadas estas bases para poder escuchar bien, yo diría que lo fundamental en la escucha, su objetivo principal, es distinguir la intención que tiene la comunicación de quien se está expresando, lo que busca la persona que habla: ¿Qué intención tiene? ¿Para qué me lo comunica?

Puede ser que lo comunique buscando una respuesta, un comentario, una sugerencia. O tal vez sólo quiera desahogarse. Si no atendemos a la intención real de la persona que nos habla, la escucha pierde su sentido. Puede ocurrir que una persona nos cuente algo para encontrar alguna solución, para hacernos participar de esa solución aportando ideas u opiniones.

También es posible que la persona simplemente quiera expresarse, sin juicios, sin ideas. Quizás sólo desea que confíen en que sabrá hacer lo correcto, sin excesiva intervención por nuestra parte. En ese sentido, si desatendemos el objetivo principal que busca cada paciente, la escucha deja de ser realmente útil. Fin de la primera lección.

Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

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