Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Las mascotas son una de las cosas más deseadas por los niños, de hecho, la mayoría de ellos atraviesan una etapa en la que piden incesantemente un animal de compañía. En realidad, no les importa tanto qué animal sea como el hecho de tener uno para interactuar con él, aspecto que suelen compartir con sus compañeros escolares.
En nuestra consulta hemos sido testigos a menudo de cómo la muerte de una mascota saca a la luz algún otro duelo que el paciente tenía bloqueado, hasta que la pérdida de su animal de compañía provoca determinadas reacciones que la persona decide atender.
El duelo por las mascotas
Las mascotas pueden ser de especies muy diversas. Por eso, no todas causan el mismo impacto cuando se mueren. En general, las que proporcionan pocas interacciones –peces, tortugas y anfibios, o mascotas exóticas como tarántulas y serpientes– son las que menos impacto generan, aunque este tipo no suelen ser las elegidas por los más pequeños.
El hecho de que un niño crezca junto a una mascota tiene muchos beneficios. Lo habitual es que, al igual que los adultos, el niño se vea unido de algún modo a su mascota. Es habitual que los niños y sus mascotas compartan actividades, principalmente cuando se trata de perros y gatos, aunque actualmente también son frecuentes los hámsters, ratones, hurones y conejos. En general, el niño trata de integrar a la mascota en sus juegos.
Reacciones de los adultos ante la muerte de una mascota
Uno de los mayores miedos de los adultos es comunicarle a un hijo la muerte de su mascota. Hay que destacar que la muerte de una mascota es, en muchas ocasiones, la primera experiencia directa que tiene un niño con la muerte. Por esta razón, es importante actuar adecuadamente, ya que la primera muerte que vive el niño determina en gran medida cómo vivirá las demás muertes que se produzcan a lo largo de su vida.
A menudo la primera reacción de los adultos es sustituir a las mascotas. También es frecuente que le cuenten al niño historias sobre un viaje, o que busquen una mascota aparentemente similar y la hagan pasar por la antigua, contándole al pequeño mentiras piadosas como que ha estado en la peluquería, etc. Esta forma de ocultar la muerte al niño suele confundir al menor, por lo que es preferible afrontar el hecho contándole la verdad.
También es posible que la mascota muera debido a un descuido del niño durante sus juegos. La reacción adulta en estos casos también suele ser la de intentar proteger al niño y se maquilla el hecho, para así evitar la responsabilidad del niño que jugando causó daño a su animal.
Cómo explicar a un niño la muerte de su mascota
Como expertos, nuestra recomendación en estos casos siempre es comunicar al niño la muerte de la mascota. Resulta imposible proteger al niño de todo y, además, en este tema en concreto, cuanto más intentemos protegerlos de la muerte más les estaremos desprotegiendo ante un hecho que tendrá lugar en su vida, de un modo u otro.
A continuación, esbozaremos algunas claves para explicar a los niños la muerte de las mascotas:
● Si podemos anticipar la muerte de la mascota, es bueno que el niño sepa que su animal está enfermo. Si quiere, también puede acompañarnos al veterinario.
● Hay que explicarle al niño que la mascota ha muerto y lo que esto implica, es decir: que no va a jugar más con ella, que no la va a ver, etc., claves que ya hemos explicado en artículos anteriores.
● Podemos decirle al niño que puede donar las pertenencias de la mascota a alguna protectora que las utilice, recoja y guarde, por si hay otras mascotas que las necesitan; o bien tirarlas, en caso de que no vayamos a acoger a ningún otro animal de esa clase.
● Si vamos a adoptar otra mascota -porque ya lo teníamos pensado-, es recomendable que no sea un mero reemplazo de la que teníamos, es decir, que responda a un verdadero deseo de tener mascota, y no sea simplemente una maniobra para que el niño no eche de menos a la anterior. Es bueno que tanto el menor como nosotros echemos de menos a la mascota. Por eso, hay que explicar al niño que iremos a por otro animal de compañía cuando sea el momento.
● Conviene hacer saber a los niños cuál es la esperanza de vida de las mascotas que tenemos: “Lo habitual es que vivan unos X años”. También les explicaremos, desde la tranquilidad, que es habitual que las mascotas vivan menos que sus amos.
● Si hay que sedar a la mascota –es decir, practicarle la eutanasia-, le diremos al menor que se trata de un procedimiento habitual cuando las mascotas están enfermas, ya que no pueden explicarnos su dolor, y esto se hace porque los animales ya no pueden recuperarse, no comen, pierden peso y sufren.
● Si detectamos que existe un sentimiento de culpa en el menor por el cuidado de la mascota -dado que a menudo los niños pueden tener un comportamiento negligente con los animales-, hay que hacerles entender que no son ellos los que han causado la muerte del animal. Y, si es necesario, también les explicaremos que a veces ocurren accidentes y que, en la mayoría de las ocasiones, no hay ninguna intención de hacer daño.
● Conviene dejar que el niño exprese sus emociones, de modo que evitaremos frases del tipo: “Sólo era un animal”, “No es para tanto”, etc. Dejaremos que el niño exprese lo que siente por la pérdida de su mascota y lo normalizaremos con frases como: “Es normal, pasasteis mucho tiempo juntos”, “Ha sido una buena mascota y la has cuidado mucho”, “Ha tenido una vida muy feliz”, etc.
Dudas infantiles tras la muerte de una mascota
Aunque una mascota no es una persona, nos parece importante dedicarle unas líneas, ya que en muchos casos, esta va a ser la primera oportunidad para un adulto de hablar a los niños de la muerte. Además, la pérdida de una mascota puede servir de excusa para introducir el tema de la muerte desde la naturalidad, que es el mejor modo de hacer las cosas.
Puede ocurrir que esta experiencia provoque que los niños abran un intenso debate sobre la muerte. Como siempre, responderemos lo que sepamos con cariño y delicadeza, y les diremos lo que no sepamos. Podemos pedir al veterinario que nos ayude a explicar a nuestros hijos sus procedimientos y ayudarles así a normalizar este tema tan controvertido.
Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o consultar nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web:
Daniel Molina Peralta
Muy buenas pautas
Joan oliver
Acabamos de perder a nuestro mejor amigo “Tras”. Gracias por vuestras pautas…