Sara Losantos, psicóloga de FMLC
Es común a casi todos nuestros pacientes que, en algún momento de la terapia, tienen que afrontar la sensación de injusticia por la muerte de un ser querido, manifestando que la persona que han perdido todavía tenía mucho por vivir.
No entienden por qué ha tenido que ser ahora, lo hubieran entendido más adelante, pero no ahora. Y es que generalmente la muerte nos pilla de improviso, incluso en los casos en los que se trata de una muerte anunciada: mantenemos la esperanza de que ocurra algo que cambie el destino.
Pocas personas tienen asumida la muerte como parte de la vida. Y es que, al vivir en una sociedad que vive de espaldas a la muerte, encontrársela de golpe nos rompe los esquemas que manejamos sobre nuestra existencia.
Aprender a aceptar la muerte
En un primer momento, tratamos de acoger y acompañar el dolor y la impotencia que produce esa muerte, porque es importante ponerse en contacto con esas emociones para liberarlas.
Sin embargo, casi siempre llegan a la sesión en la que les decimos que ésas son las normas de la vida: pueden parecer terribles, pero son las normas del mundo en el que vivimos, son así para todos y rebelarse contra ellas sólo produce más sufrimiento. Aunque parezcan obviedades, les explicamos que quien ha muerto es porque ha vivido y que todo el que está vivo va a morir.
La sensación de pérdida de control en el duelo
El contacto con la muerte nos produce un shock que hace tambalear los cimientos sobre los que se asientan nuestras creencias. Hemos desnaturalizado tanto la muerte, que a veces nos puede parecer irreal, que les pasa a los otros. Mantenemos la tesis de que la muerte viene con los años, o con la imprudencia, y que si mantenemos una vida saludable moriremos ancianos.
Sin embargo, lo cierto es que vivimos en un mundo azaroso donde no podemos controlar todos los factores que pueden influir en la muerte. Vivir una vida saludable es mejor para que los años que se vivan tengan la mayor calidad posible, pero no garantiza que la muerte desaparezca.
Compartimos con nuestros pacientes la idea de que lo ideal sería morir muy ancianos pero, por desgracia, esto no siempre es posible. Asimilar e integrar esto en nuestra vida nos libera de una lucha desigual que no vamos a ganar nunca.
El duelo y la crisis de fe
Hay también quienes viven la muerte como un terrible castigo divino. Ya hemos hablado en otros artículos del duelo y la fe: las personas que interpretan su relación con Dios como una relación personal, en la que Dios es un amigo que cuida de nosotros y nos protege, no alcanzan a comprender esta dimensión y sufren muchísimo, porque se sienten abandonados, creyendo que sus rezos no han sido atendidos.
En estos casos es necesario reconstruir la imagen que se tiene de la fe y de la religión. La fe sirve a modo de consuelo, nos da la esperanza de que nuestros seres queridos nos están esperando en un mundo mejor, pero no sirve para impedir accidentes o muertes.
Afrontar la sensación de injusticia
Para los católicos, Dios introdujo el libre albedrío. Si no fuera así, no seríamos libres. Además, la muerte no es algo que esté en nuestras manos o dependa de nosotros. Las personas no mueren porque se les castigue, sino que la muerte obedece a leyes puramente físicas (lesiones incompatibles con la vida, enfermedades, etc.) y Dios no tiene nada que ver en ello.
Parte de nuestros objetivos terapéuticos es que nuestros pacientes adquieran este esquema. Si fuéramos más conscientes de esta realidad desde la escuela, si creciésemos sabiendo esto, probablemente sufriríamos menos. No nos quitarían el dolor inevitable y normal del duelo, pero sí desaparecería ese dolor que nos provoca enfrentarnos a una realidad tan inmutable como lo es la muerte.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web: www. fundacionmlc.org
Sofía
los encontré por medio de internet ya que estoy buscando ayuda para mi hija de 21 años y me urge pero no tengo dinero para pagar un sicólogo y comentaron en Dialogos en Confianza del canal 11 de T.V. que hay conferencias gratis e individuales y salio está pág. que vi que dan sesiones gratis.
Ya que van hacer 9 años falleció mi hermano mayor y le afecto muchísimo a mi hija, 2 años después falleció mi mamá que eran las personas que cuidaban de mi hija mientras yo trabajaba por lo que le afecto muchísimo a mi hija y a los 2 años falleció su mejor amiga de mi hija y ha tenido ataques de histeria y de quererse quitar la vida.
Me podrían ayudar por favor
FMLC
Estimada Sofía:
Nuestra entidad dispone de un servicio gratuito de psicoterapia de duelo para ayudar a personas como tu hija, que se encuentran atravesando un duelo complicado. Se trata de terapias presenciales, se ofrecen en la sede de nuestra fundación en Alcobendas, Madrid. Si tú y tu hija vivís en esta zona, contactad con nosotros. Si tu hija ya es mayor de edad, es ella la que debe ponerse en contacto con la Fundación, para que se haga cargo desde el principio de su proceso de duelo. Si es menor, llámanos y concertaremos una cita con las dos.
Un cordial saludo,
Equipo FMLC