Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Cuando tiene lugar un fallecimiento en nuestra familia o nuestro entorno más cercano, normalmente damos a los niños explicaciones con las que creemos que facilitamos su comprensión de la muerte. Sin embargo, a menudo conseguimos un efecto totalmente opuesto.
No sólo los niños no entienden lo que ha pasado, sino que además podemos complicar algunos aspectos de su vida, causándoles temores, miedos o dudas que, de otro modo, tal vez no les hubieran afectado.
En ocasiones estos problemas los ocasionan frases hechas, o mentiras piadosas, que no decimos con maldad. Otras veces son frases que también nos han dicho a nosotros y que normalmente no solemos cuestionar. Pero los niños lo preguntan todo y lo cuestionan todo, forma parte del crecer y hacerse adulto.
Actitudes que complican el duelo infantil
He aquí algunas cosas que se dicen a menudo para tranquilizar a los niños, y que pueden contribuir a confundirles:
- “No te preocupes, no va a pasar nada”: Cuando un progenitor está enfermo y no sabemos lo que va a pasar, es importante no engañar a los niños. Su seguridad depende de las certezas que tengan. Y, si les decimos que no va a pasar nada, deberíamos garantizarles que realmente no va a pasar nada. De otro modo, cada vez que intentemos tranquilizarles, desconfiarán, ya que anteriormente les dijimos que no ocurría nada cuando sí pasaba.
- “Él/ella (la persona fallecida) te ve desde dónde está”: Esta explicación, que a los adultos nos consuela, suele generar terror y mucha inseguridad en los niños. El motivo es que para ver hay que estar vivo y, además, se sienten observados en cualquier lugar por alguien a quien ellos no pueden volver a ver.
- “Ya verás cómo al final se pone bien”: Esta respuesta está en la misma línea que otras “mentiras”, sobre todo si no sabemos qué desenlace tendrá la enfermedad o si, por el contrario, sabemos que va a ser otro: igualmente estaremos generando incertidumbre y desconfianza en el niño.
- Llevarle a ver al enfermo/terminal y arreglar al máximo a la persona para que el niño no se impacte o note diferencias, y no le quede un mal recuerdo: los niños tienen mil recuerdos buenos a los que apelar, no hay que pensar que van a quedarse con el último. Además, si presentamos al ser querido enfermo con un aspecto mejorado los niños no podrán anticipar el desenlace: lo que percibirán es que estaba bien y de repente dejó de estarlo. Es preferible que vean el deterioro -siempre que les preparemos previamente, tal y como os indicamos en otro post– en lugar de que piensen que la persona va a durar o no está tan grave.
- “El abuelo se ha ido”: En ocasiones el niño equipara este mensaje con un viaje, incluso se dan casos en los que literalmente la explicación que se ha dado al menor es que el ser querido estaba en un viaje muy largo, esperando que el niño se olvidase de él. Pero no es nada fácil olvidar a una persona querida: si los adultos no olvidamos, no debemos suponer que los niños lo harán más fácilmente que nosotros.
- “Dios se lo ha llevado porque lo necesita más que nosotros”: Esta explicación genera mucho malestar y enfado al niño, porque él también necesita a la persona que ha fallecido. Además, aunque hablemos de creencias religiosas, estamos atribuyendo la responsabilidad de la muerte a Dios, o incluso de esta frase el niño podría deducir que su ser querido está presente en algún sitio, ayudando a Dios, y podría quejarse o preguntar cuándo vuelve.
- “Se quedó dormido muy plácidamente”: Aunque el fallecimiento sobrevenga durante el sueño, estaremos de acuerdo en que normalmente dormir no es causa de muerte. Pero si le decimos esto al niño pensando que le tranquilizamos, puede que le provoquemos terror a dormir. O incluso hacer que se dedique a interrumpir todas nuestras siestas por si acaso.
Muchas cosas que hacemos o decimos no tienen importancia. Pero hay muchas clases de niños y no debemos extrañarnos de que pregunten o tengan problemas para comprender la muerte.
Otras actitudes que pueden confundir al niño en duelo
Terminamos con otras explicaciones o actitudes confusas que se dan con frecuencia:
- – Sustituir a una mascota muerta por una similar, o buscar alguna idéntica antes de que el niño lo note.
- – Decir que el abuelo ha subido en ascensor al cielo y matizar que el ascensor es únicamente de subida.
- – Explicar todas las teorías religiosas acerca de la muerte para no influenciar al niño y que pueda sacar sus propias conclusiones sobre la religión.
- – Decirle que si cierra los ojos puede hablar con el muerto, e incluso verle.
- – Explicarle que hay personas a las que los muertos se aparecen.
Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) .
También podéis consultar nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad. Además, incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web:
1 comments