Con una población estimada de 15,9 millones de habitantes, la república de Malaui es un país ubicado al sureste de África, sin salida al mar. Desde hace años sufre una grave crisis humanitaria provocada por una compleja combinación de factores: la pobreza crónica del país, la dependencia de un solo cultivo (el maíz) y unas condiciones climatológicas desfavorables. La tierra es su única fuente de riqueza y desde hace décadas se encuentra en riesgo de degradación como consecuencia de la sobreexplotación agrícola.

A esto se suma la fragilidad de su sistema de salud pública, incapaz de hacer frente a los estragos que causan la malnutrición, las enfermedades endémicas como la tuberculosis y la prevalencia del VIH/SIDA en la población. En total, el país solo cuenta con cuatro hospitales de referencia para atender a sus 18 millones de habitantes. Hoy en día se calcula que más del 65% de la población de Malaui sobrevive por debajo del umbral de pobreza y el 85% vive de la labranza de subsistencia.

En colaboración con la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol (MCSPA), trabajamos para mejorar el acceso a la educación en el área de Benga, al este del país, y para mejorar la calidad de vida y la nutrición de los colectivos más vulnerables, especialmente ancianos y niños.