Pilar Pastor, psicóloga de FMLC
El duelo es un proceso que implica múltiples tareas para ser elaborado por el doliente. Por un lado está el dolor, definitorio del proceso, pero sobre el que no tenemos mucho control: no sabemos ni cuánto durará, ni que intensidad tendrá, es diferente en cada experiencia de pérdida. Sólo podemos recibirlo y atenderlo -que ya es mucho, ya que implica afrontarlo- con paciencia y aceptación, puesto que el duelo consiste en eso, en sentir el dolor que deja la ausencia del ser querido.
Por otro lado, hay multitud de aspectos del duelo que sí son susceptibles de ser trabajados intencionadamente, como por ejemplo, el trabajo de reconstrucción del vínculo.
El dolor en el duelo inmediato
Cuando alguien que queremos fallece, por un lado deja un vacío, un espacio que no puede ser ocupado por otra persona. Por otro lado, nos deja también una influencia de experiencias, de formas de ver la vida, de sentimientos, de expresiones y de costumbres.
Al comienzo del proceso de duelo, todos estos recuerdos e influencias están acompañados fundamentalmente de dolor, aunque también existe la necesidad de recordar al fallecido, de estar con sus pertenencias y con la tristeza, puesto que también trae algo de alivio.
Conforme el proceso se va elaborando y la aceptación va permitiendo relacionarse con el propio duelo de una forma más serena, todas esas experiencias que conformaban el vínculo con el fallecido se empiezan a experimentar con agradecimiento y parece como si brillaran más.
Recolocar emocionalmente al fallecido
Una de las tareas que debe afrontar cada doliente para elaborar correctamente el duelo es la reconstrucción del vínculo con la persona que ya no está. Esta tarea es necesaria en un momento del proceso, pues para que el duelo pueda ser elaborado, el doliente debe encontrar la manera de transformar el vínculo que tenía con el fallecido.
Desde el momento del fallecimiento, éste es el proceso en el que se embarca el doliente. Afrontar esta tarea dentro del duelo implica que el doliente ya haya avanzado en su proceso de aceptación y adaptación a la vida sin el fallecido, puesto que para elaborarla es necesario que tenga la capacidad de poder mirar con cierta distancia la propia experiencia interna de duelo.
¿Qué es la huella vital?
Durante nuestra vida, nos vamos apropiando inconscientemente de las formas de gesticular, sentir, hablar y pensar de nuestros padres, familiares, amigos e incluso, nuestros hijos. Encontrar la huella que la persona fallecida ha dejado en nuestras vidas puede ser una forma de honrarla y tomar conciencia de su influencia en nosotros.
Trabajar la tarea de la huella vital puede ayudar al doliente en este proceso de reconstrucción del vínculo, puesto que le ayuda en la tarea de buscar un espacio emocional interno y en el proceso de mantener presente al fallecido, pero desde la aceptación y la serenidad.
Cómo explorar la huella vital
Debemos estar preparados para darnos cuenta de que no todas las huellas que recibimos de nuestros seres queridos son positivas, ya sea porque a veces las relaciones son ambivalentes (y, por tanto, esta tarea va a ser más compleja), o porque cualquier relación tiene aspectos complejos. Esto hace que descubramos que hemos heredado la tendencia a ver el mundo con miedo, o a ocuparnos de los demás olvidándonos de nosotros, etc. Encontrarnos con esta parte no hace el recuerdo menos bonito, sino más real.
La mejor manera de realizar esta tarea será con lápiz y papel. Podemos incluirla en una caja de recuerdos o álbum, pero también se puede hacer como parte del proceso de duelo, para profundizar más. Consiste en ir tomando conciencia de cómo ha influido la persona fallecida en las distintas áreas de nuestra vida. Como indicaciones, podemos identificar el impacto que esta persona ha tenido sobre:
- – Mis gestos y peculiaridades. Mi forma de hablar.
- – Mi personalidad.
- – Mis valores y creencias.
- – Cuáles son las huellas que me gustaría retener y reafirmar.
- – Cuáles son las huellas a las que más me gustaría renunciar o cambiar.
En la medida que el doliente pueda ser consciente y aceptar la globalidad de la personalidad del fallecido y de su relación con él -con sus luces y sus sombras-, podrá elaborar su duelo de manera más sana.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web: