Sara Losantos, psicóloga de FMLC
En general, estamos acostumbrados a que, cuando se produce una catástrofe de grandes dimensiones -ya sea un atentado o un accidente muy grave-, las cadenas de televisión retransmitan las imágenes del suceso para darle una cobertura global.
Por eso, a menudo ocurre que, durante los días posteriores a una tragedia, todos los canales de televisión emiten en horario casi continuo las últimas novedades relacionadas con las víctimas, la atención a los afectados y las investigaciones del suceso.
Sin embargo, está demostrado que la exposición a las imágenes de un suceso traumático tiene un efecto retraumatizante en la población, incluso cuando son visionadas por personas que no han perdido a ningún ser querido en la tragedia. A la hora de gestionar un suceso trágico, cada persona tiene una responsabilidad moral distinta. Y si la labor del psicólogo es facilitar pautas al resto de los agentes sociales que les ayuden a prevenir el desarrollo de duelos traumáticos o complicados; la del periodista, en cambio, es decidir qué imágenes se publican.
Cómo informar con ética de un suceso trágico
Después de presenciar la morbosa cobertura informativa de algunos sucesos recientes no puedo ignorar el hecho evidente de que en los medios de comunicación a menudo priman más las audiencias y la inmediatez que el respeto a los familiares y a las víctimas. Así, bombardean a los espectadores con imágenes que no sólo reavivan el trauma entre los afectados, sino que también tienen un efecto de shock en la población.
Con el fin de contribuir a paliar este problema, quiero aprovechar esta plataforma para aportar una serie de pautas dirigidas a los periodistas que, si bien no garantizan por completo que la información evite tener un efecto traumático -ya que la muerte que se produce de forma traumática actúa como predictor de un duelo complicado-, sí que minimizan ese riesgo.
A la hora de informar sobre un atentado u otro suceso traumático en los medios de comunicación, es recomendable:
- Evitar o reducir la emisión de imágenes de la tragedia que no sean absolutamente imprescindibles.
- Evitar los contenidos morbosos.
- Ser cauto a la hora de alcanzar conclusiones relacionadas con la tragedia.
- Reducir la frecuencia con la que se aborda el tema.
Se trata de un conjunto de normas elaboradas por psicólogos sociales que han trabajado conjuntamente en el estudio de los efectos colaterales de las tragedias sobre la sociedad general.
La responsabilidad del medio
Soy consciente de que, cuando se produce una tragedia de estas dimensiones, siempre habrá alguien que publique imágenes escabrosas, especialmente existiendo Internet. Sin embargo, la actitud de los medios de comunicación tradicionales tiene un papel crucial, ya que su conducta como líderes de opinión puede marcar la pauta que seguirá el resto.
Por esta razón, desde aquí pido un esfuerzo por parte de los periodistas y todos los profesionales que intervienen en la gestión de la información para que, entre todos, evitemos que este tipo de tragedias puedan sembrar la desesperanza o añadir más horror al horror.
“Nuestras acciones hablan de nosotros tanto como nosotros sobre ellas”, George Elliot
Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web: