Pilar Pastor, psicóloga de FMLC
Desde hace décadas existen multitud de ideas enraizadas en nuestra forma de abordar la muerte y el duelo, a nivel colectivo y cultural. Una de ellas es esa confusión que a veces existe sobre el llanto, o la demostración del malestar y las emociones dolorosas. De hecho, en las últimas décadas se ha acentuado en nuestra sociedad la tendencia a malinterpretar las demostraciones de dolor, como el llanto, como si fueran signos de debilidad.
Frente a los poderosos estímulos sociales que nos exigen una permanente alegría, bienestar y lograr cualquier objetivo que nos propongamos, el duelo se cruza en la vida como un proceso que obliga a pararse, reflexionar, buscar una raíz más profunda y mirar cara a cara el dolor y la tristeza. Es como si el proceso de duelo fuera a contracorriente de lo que la sociedad premia.
La vergüenza de llorar en público
Cuántas veces en el duelo escuchamos que el doliente no quiere llorar delante de los demás para no parecer débil. O porque experimenta un poderoso conflicto interno por vivirse débil cuando esa no es la imagen que tenía de sí mismo.
El duelo pone en contacto con la vulnerabilidad de la persona: esa vulnerabilidad con la que normalmente estamos en lucha interna, que no permitimos que salga a la luz y que deseamos que desaparezca. Sin embargo, cuando uno se topa con su vulnerabilidad, también se encuentra con su más profunda humanidad, con lo más esencial de cada uno.
Aprender a aceptar el dolor
El duelo no sólo implica la aceptación de la muerte del ser querido que ha fallecido, sino también la aceptación del dolor como parte de la vida. También implica aceptar los miedos que nos genera la muerte y las partes más frágiles que cada uno se va encontrando en la elaboración de este proceso.
El duelo es un proceso de desorganización en el que, además de venirse abajo la vida tal y como se entendía hasta el momento, también se viene abajo la imagen de uno mismo que se ha ido construyendo. Por lo tanto, supone una reconstrucción del autoconcepto y de la autoimagen, que implica aceptar muchas partes de uno mismo que generalmente son rechazadas o, incluso, desconocidas.
Aceptación frente a bloqueo en duelo
Sin embargo la vulnerabilidad es necesaria, es lo que nos hace humanos y lo que nos mueve a otras polaridades que la compensan. A medida que el doliente va aceptando esa vulnerabilidad propia con amabilidad y compasión, puede ir asumiendo la de los demás de la misma manera, mostrándose y viviendo con mayor autenticidad.
Según Brené Brown, de la vulnerabilidad nacen el miedo, el dolor y la vergüenza, pero también la dicha, la creatividad, la pertenencia y el amor. Cuando intentamos insensibilizar esta parte de nosotros y no sentir el miedo, el dolor o la tristeza, también insensibilizamos y dejamos de sentir el amor, la creatividad, la dicha y la gratitud. Por lo tanto, estar en lucha con la propia vulnerabilidad es estar en lucha con el corazón mismo, lo que constituye un añadido al dolor en el proceso de duelo.
El duelo como proceso de crecimiento
Cuando se abandona la lucha con uno mismo, con el dolor, y cuando el doliente se permite descubrir su parte más sensible a sí mismo y a los demás, no solo se avanza en el proceso de elaboración del duelo, sino que se crece a nivel personal. Al darle un espacio a esa parte de dolor y de miedo, haciéndola consciente y palpable, nos encaminamos hacia la integración y la aceptación. Sólo evidenciando esta parte, dejando de apartarla y atravesándola, se puede elaborar el duelo.
Este paso a menudo implica que el doliente, al sentirse atravesando por el dolor y la tristeza, lo muestre a su alrededor de forma auténtica, sin forzar ninguna emoción, dejando ver a su entorno esa parte más íntima y no menos importante o valiosa.
Cuando el doliente que siempre se ha mostrado resistente y aparentemente inconmovible acepta esta parte de llanto y de vulnerabilidad, y la muestra sin miedo y sin vergüenza, además de avanzar en su proceso de duelo también está rompiendo con los antiguos y rígidos roles que van forjando una coraza de personalidad que no siempre refleja el verdadero interior de uno mismo.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:
Gabriela Montero Zertuche
Muy útil!