Sara Losantos, psicóloga de FMLC
Hace unas semanas os contábamos que el fracaso terapéutico existe y cómo también puede aparecer en el marco de una terapia de duelo. No nos hablan de él en las universidades ni en los másters, pero -como suelen decir en Galicia- existir, existe. Por eso, nos encontramos ante una situación que puede producirse o se producirá con bastante probabilidad -aunque sea en una estadística muy baja- y, en ese caso, no sabremos cómo reaccionar.
En el post anterior, apuntábamos que, a veces, el fracaso terapéutico está causado por la búsqueda de objetivos poco realistas por parte del psicólogo o de unas expectativas desajustadas con la realidad. También puede estar provocado por la impaciencia del terapeuta o del paciente. Lo que no llegamos a explicar en ese artículo es qué se puede hacer en estos casos.
Qué hacer cuando fracasa la terapia de duelo
No existe una fórmula mágica ni una herramienta universal para atender los casos de fracaso terapéutico, pero sí hay varias cosas que podemos hacer cuando nos encontramos ante una de estas situaciones extraordinarias y complejas.
- ● Nuestra primera recomendación, si se da esta circunstancia, es valorar el caso de manera individual, atendiendo a las particularidades del doliente y escuchando los matices de cada persona concreta.
- ● El segundo consejo es que el psicólogo use todas las herramientas a su alcance para conseguir el mayor beneficio para sus pacientes. A fin de cuentas, el código deontológico de los psicólogos indica que debemos seguir el principio de beneficencia para con nuestros pacientes. Eso implica abrir la mente hacia otras técnicas o herramientas que puedan contribuir al bienestar del doliente que está encerrado en un duelo. Tampoco hay que renunciar al apoyo farmacológico puntual o continuado, si es necesario.
- ● Nuestro tercer consejo tiene como fin que sepáis identificar cuándo un caso es susceptible de ser derivado a un compañero que sepa atender y entender mejor la demanda y las necesidades del paciente.
La importancia de la escucha en el duelo
Hemos querido dejar el mejor consejo para el final. En caso de que vuestro paciente tenga dificultades para resolver su duelo, dificultades irresolubles, inamovibles, ante las cuales no podéis recurrir a otras técnicas, ni derivar al paciente a otro compañero, entonces aún os queda un recurso: la escucha.
Estamos hablando de escuchar, de acompañar el dolor cuando no queda otra opción, pero no con la intención de que desaparezca, sino tan sólo de hacer saber al paciente que le entendemos y que estamos cerca de él, con el único objetivo de aliviar, al menos momentáneamente, el dolor, y el propósito de infundir esperanza y transmitirle que no nos rendimos.
Cuando no queda nada por hacer, el médico no se retira, sino que acompaña a su paciente en su sufrimiento, porque responde al juramento hipocrático y al respeto del principio de beneficencia. Al psicólogo, aunque haya hecho juramentos diferentes, le ocurre lo mismo a nivel ético y moral. Porque a veces no se trata de curar, sino tan sólo de aliviar, que también ayuda. Esto es suficiente respuesta para quienes nos dedicamos vocacionalmente a la Psicología. Como dijo Truman Capote: “Las palabras me han salvado de la tristeza“.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:
Cleopatra Díaz A.
Pués si, creo que es de mucha ayuda el acompañar a la gente estar presentes para ellos, escucharlos para que ese desahoguen y con eso ya se les da bastante.
Jose FRancisco Riaza Lopez
Acompañar y escuchar son las dos cosas que más necesitan las personas vulnerables o en duelo.