Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Desde hace tiempo, es habitual que algunas familias estén separadas o divorciadas. Los padres viven en casas separadas, con tiempos de ocuparse de los niños diferentes y con horarios establecidos. En la mayor parte de ellas, existe una buena relación entre los progenitores. Sin embargo, hay casos en los que ocurre lo contrario y hay una mala relación, en la que todo se limita a un convenio regulador.
En este artículo, analizaremos las características específicas que rodean a los procesos de duelo en menores ante la pérdida de un progenitor en aquellos casos en los que los padres ya no compartían su vida en pareja.
¿Cómo es el duelo en menores tras la muerte de un progenitor en familias divorciadas o separadas?
Los duelos en estas situaciones pueden ser algo más complejos que en otras circunstancias, por varios motivos que hacen que tengan características especiales:
- A veces el niño tiene sensación de traicionar a un progenitor frente al otro.
- La relación es diferente con cada progenitor.
- El tiempo que se dedica es diferente.
- En ocasiones un progenitor es el normativo frente al otro que es más permisivo.
- La familia extensa puede opinar sobre la relación de los progenitores.
- Hay relaciones conflictivas.
- Ya ha habido muchos cambios y reajustes.
- Los progenitores juegan diferentes papeles.
En estas ocasiones, podemos asistir a dos escenarios: uno, en el que el progenitor que fallezca sea aquel con el que no conviven de manera habitual. En ese caso, las rutinas mantenidas serán de ayuda. Por su parte, en un segundo supuesto, es posible que quien fallezca sea el progenitor con el que pasan la mayor parte del tiempo, en custodias que no son compartidas. Estas circunstancias, requieren una mayor adaptación y es habitual que exista un rechazo hacia el progenitor superviviente. En el peor de los casos, si el progenitor que fallece es aquel con el que pasaban la mayor parte del tiempo, los niños tendrán que ajustarse a una nueva situación de convivencia, que incluso puede incluir un cambio de hogar.
Una de las recomendaciones básicas es que, si no es imprescindible el cambio de hogar, se mantenga el domicilio habitual de los niños. En esta coyuntura, hay que ser conscientes de que es el adulto quien deberá adaptarse a la nueva situación y que, durante un tiempo, le harán sentir como un intruso en esa vivienda. Es posible que incluso echándole en cara que ocupe espacios que no le pertenecen. En ese caso, hay que llegar a acuerdos sobre los espacios y hacerles saber que, aunque no es la situación ideal, la familia va a tener que hacer cambios.
Otro de los aspectos a tener en cuenta, son las visitas de la familia extensa. Si antes del fallecimiento había una gran relación, el progenitor superviviente debe fomentar que la familia extensa mantenga los tiempos de visita con los niños. Si tienen predisposición para ayudar, son un apoyo a tener en cuenta. Sin embargo, si la familia extensa está muy afectada o tiene al fallecido muy idolatrado, quizá lo más adecuado sea mantener cierta distancia. De igual forma, que si los mensajes sobre la muerte no van en sintonía con los proporcionados por el progenitor superviviente.
El progenitor que sobrevive tiene un papel esencial a la hora de preservar la memoria del fallecido y de transmitir que, aunque la relación no terminara bien, había cariño y se han compartido muchas actividades y serán los encargados de transmitir parte del recuerdo. En los homenajes que se realicen, podemos llevar a los niños o bien acompañarlos, lo que nos haga sentir más cómodos.
No perderemos de vista la culpa que se pueda generar por alianzas que se tuvieran con uno o con otros y que pueden crear problemas de relación o quizá conllevar un distanciamiento propio de determinadas edades.
Cómo ayudar a un menor tras la pérdida de un progenitor
En resumen, hay una serie de pautas que podemos seguir para orientarnos y facilitar los procesos de duelo en menores que han perdido a un progenitor en estas circunstancias:
- Favoreceremos las actividades de homenaje y de recuerdo.
- Hablaremos con respeto del progenitor fallecido.
- Hay que tener paciencia, ya que a veces hay cambios añadidos, como puede ser la casa en la que habiten, el colegio, los horarios, las actividades. Todas estas modificaciones, pueden generar reacciones adversas.
- Llegaremos a acuerdos de visita con la familia extensa, basados en las costumbres que se tuvieran.
- Adaptaremos las normas y horarios para que se parezcan el máximo a las anteriores.
- Propondremos actividades que nos unan como familia.
- Estaremos atentos a la culpa.
La muerte de un progenitor no es fácil, pero si adicionalmente hay un divorcio de por medio, no se les veía mucho o, por el contrario, era la persona que ha fallecido era con la que convivían, todo ello añade una serie de factores a tener en cuenta. Nosotros, en la Fundación Mario Losantos del Campo, estamos aquí para ayudar o contestar a las dudas que tengáis.
Recursos para atender el duelo infantil
Para saber más sobre la atención del duelo infantil, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o descargar gratis nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web: