Pilar Pastor, psicóloga de FMLC
En anteriores artículos empezábamos a analizar la terapia de duelo en grupo. Pusimos el foco en los aspectos esenciales que hacen que el grupo se convierta en el lugar propicio para el trabajo terapéutico. En el post de hoy nos centraremos en analizar los procesos que deben darse para elaborar el duelo en un grupo de terapia.
Las cuatro tareas del duelo
Para elaborar el duelo, cada doliente resolverá cuatro tareas fundamentales: la aceptación de la muerte, la elaboración de las emociones que vienen con la pérdida, la adaptación al día a día sin el fallecido y volver a recuperar la ilusión por la vida.
Todas ellas tienen que ser atendidas por el terapeuta a través de dinámicas, o teniéndolas en cuenta mentalmente como guías de su actuación practica mediante reflejos, intervenciones, etc., con el fin de ir orientando a cada participante en su camino, ya que el contenido explícito y verbalizado de las sesiones va a girar en torno al duelo y a la elaboración de estas tareas.
Las claves del crecimiento en la terapia de grupo
Aparte de esta área explicita, tangible y de contenido verbalizable, existen una serie de procesos invisibles en el grupo que el terapeuta también deberá atender y que son la clave del crecimiento en grupo de duelo:
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• Universalidad del dolor y validación del sufrimiento
- Comprobar que no estamos solos en el mundo con nuestro dolor, sino que hay más personas que están atravesando lo mismo, reconforta. Ayuda ver cómo los demás afrontan las situaciones y que en normal tanto lo que nos ocurre como lo que sentimos.
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• El apoyo externo tiene un límite
- Durante la terapia, los participantes empiezan a darse cuenta de que la orientación y el apoyo que pueden recibir de los demás tiene un límite. Toman conciencia de que es en ellos en quien recae la responsabilidad de su mejoría, siendo este proceso fundamental para afrontar el duelo.
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• Afrontamiento de experiencias
- El duelo es un proceso que requiere decisión y tomar decisiones. El doliente va encontrando experiencias que superar, especialmente durante el primer año: fechas importantes, aniversarios, reuniones, tareas… y ve cómo las van afrontando los participantes del grupo. Todo ello sirve de aprendizaje para todos los miembros de la terapia grupal.
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• Feedback real entre iguales
- El grupo es una experiencia de interacción real. Cada participante se muestra como es en la vida: cómo expresa cada uno el dolor, cómo vive el duelo, cómo va andando el camino. El grupo es una caja de resonancia y en algún momento de la terapia, el grupo devolverá a cada participante cómo le percibe.
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• Función educativa
- Explicar cómo es el proceso, normalizar las conductas, explicitar en qué punto del camino están… si esto es importante en la terapia individual, en el grupo lo es más. Disminuye la sensación de incertidumbre, mientras aumenta la sensación de perspectiva y control. Finalmente, son los participantes los que se van haciendo expertos en duelo. También forma parte de esta función explicar y aclarar en el grupo falsas ideas extendidas y asumidas con respecto al duelo.
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• Permitir las diferencias individuales
- El proceso de duelo comparte generalmente ciertas vivencias como el dolor o la sensación de vacío, pero los procesos que se siguen para afrontarlo y el esquema que cada uno tiene del duelo es algo muy particular. El participante aprende opciones diferentes a las que quizá él está asumiendo. Asimismo, esto resulta importante para comprender que incluso dentro de una misma familia existen diferentes maneras de vivir el duelo, igualmente válidas.
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• Compartir abiertamente y ponerle nombre a las cosas
- A la muerte no se le suele llamar por su nombre. Se dice que la persona se ha ido, se explica que cuando “sucedió eso” todo cambió. El grupo es la ocasión para ponerle el nombre real a los sucesos reales, lo que permite al doliente hacerse cargo del proceso. También es el lugar adecuado donde explicar cómo fue la experiencia de la muerte, rebajando el grado de intensidad al ver que los demás han vivido cosas parecidas, o disminuyendo la culpa irracional cuando el grupo refleja que hay cosas que no podemos controlar.
La función del facilitador en la terapia de duelo en grupo será crear el clima psicológico adecuado para que se den todos estos procesos, creando las condiciones necesarias para que nazca el vínculo y se desarrollen la comunicación y el crecimiento.
Estos son los procesos generales que se dan en el grupo de duelo, cómo se trabajen específicamente, a través de que dinámicas o de que orientación dependerá del terapeuta que facilite el grupo. Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda gratuita, no dude en consultar nuestra página web: www. fundacionmlc.org
Manejo del Duelo
La terapia nos ayuda a elaborar este duelo de manera saludable encontrando un espacio para la expresión de nuestro dolor.