Rosa Sánchez, psicóloga de FMLC
Recientemente explicábamos qué son los objetos de vinculación. En el siguiente artículo vamos a exponer el caso de una doliente que llevó a cabo un proceso terapéutico de duelo con apego a varios objetos de vinculación. El primero era la urna con las cenizas de su ser querido, aunque en otro caso puede ser cualquier objeto al que el doliente le otorgue las mismas cualidades.
Llamemos X a una mujer de cincuenta y siete años, casada, con dos hijos, cuyo hermano fallece a los cincuenta años (“Era mi mejor amigo, con quien podía hablar. Le cuidé cómo a un hijo”). Durante su enfermedad, X cuida de su hermano, le pone un dormitorio en su casa y comparte con él cada día de su convalecencia.
Apego al objeto de vinculación
Cuando su hermano muere, X piensa en enterrar la urna con sus cenizas en un lugar especial para él: a la sombra de un árbol, en una finca familiar, un lugar muy querido para su hermano. Sin embargo, la mujer posterga esa decisión y mientras tanto, coloca la urna en el dormitorio en el que tantas horas había compartido con su ser querido.
Es entonces cuando comienza a desahogarse ahí, a calmar su dolor entrando en el dormitorio a conversar con él, igual que cuando estaba vivo. Y eso le calma. Al expresar este hábito en palabras, X no dice: “Imagino que hablo con él, porque recuerdo cómo era, pienso en qué me diría…”, sino que dice: “Hablo con él. Él está bien ahí, en su dormitorio”.
Día tras día, la rutina se fortalece, se va creando un hábito y X va olvidando su idea inicial de enterrarle en un lugar “especial para él, bajo aquel árbol que tanto le gustaba”. Abandona la tarea necesaria de despedirse del cuerpo físico de su hermano, de aceptar esa realidad de la muerte.
Cuando el objeto de vinculación se convierte en problema
A medida que los hijos de X se independizan, la casa empieza a ser demasiado grande para ella y su marido, de modo que deciden cambiarse a una casa más pequeña. Es entonces cuando X comienza a experimentar angustia y episodios de ansiedad.
Durante el proceso terapéutico de su duelo, X se da cuenta de su apego al objeto y la atadura que eso le provoca: cómo éste ha supuesto una limitación en su libertad para decidir el cambio de casa, una decisión que consideraba buena para seguir con su vida. Esta atadura conecta con su miedo a olvidar a su hermano si desaparecen los objetos de vinculación: urna y dormitorio.
Al término de este proceso de terapia, X recordó su compromiso con la voluntad de su hermano -“Estar bajo aquel árbol”- y organizó una ceremonia para enterrar la urna. Así, pudo atender a su necesidad de seguir vinculándose con su hermano, pero ahora de una forma diferente, desde su interior, desde su mundo emocional, desde su corazón: un vínculo que es permanente esté donde esté X.
La aceptación en el duelo
Es necesario aceptar que hay una parte del ser querido de la que hay que despedirse y que nunca volverás a tener: su voz, su olor, su contacto, todo lo que tiene que ver con el cuerpo, la parte física de la persona. Pero hay otra parte que siempre estará contigo si tú lo deseas: los recuerdos de la relación, lo aprendido, todo lo vivido, sentido, andado con el ser querido, tanto los aspectos positivos como lo aprendido con los aspectos negativos.
Cuando alguien fallece su parte física ya no existe, el cuerpo murió. Pero el proceso del duelo consiste en ir creando un vínculo interno con el ser querido: un vínculo en tu mundo emocional, una presencia interna de lo que supuso la relación en tu vida y de cómo decides acompañarte internamente de dicho vínculo para ayudarte a volver a vivir plenamente y con ilusión.
Para el doliente que posee un objeto de vinculación, es muy importante saber dónde está en todo momento, no puede alejarse de él y, si lo pierde, sentirá una terrible angustia. Sin embargo, si el doliente crea un vínculo interno con su ser querido, éste nunca se perderá. Es una vinculación interna y continua, una presencia interior y serena que le acompañará siempre que lo desee.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web: