Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Hace tiempo se creó cierta polémica en torno al anuncio de una marca de comida rápida, en el que un niño buscaba incesantemente el posible parecido con su padre, dando a entender que había fallecido antes de que él naciera.
En el spot, el menor buscaba características que le descubrieran algún rasgo compartido con ese padre que había muerto: preguntaba a su madre si su pelo se parecía, si tenían el mismo color de ojos, la misma sonrisa… Y ella no encontraba ningún parecido, hasta que él pedía el menú del restaurante de comida rápida en cuestión y entonces le revelaba que en eso era igual que su padre, a quien le gustaba el mismo menú, y el niño sonreía.
En aquellas pérdidas en las que los niños no han conocido a la persona fallecida, hayan pasado poco tiempo compartido con esta, o no son capaces de recordarla, es habitual que sientan una gran curiosidad por aquellas características que hayan podido heredar o les unieran al fallecido.
El vínculo con el fallecido en el duelo
Para el niño, saber quiénes son, a quién se parecen, qué cosas, gustos, preferencias y demás tenían en común con la persona que ya no está, le permite tener una referencia de quien era el fallecido, así como establecer con él una vinculación que de otro modo no sería posible.
Es positivo que estas cosas se vayan reflejando de manera muy natural y así el niño pueda tomar conciencia de ciertas cosas que son reales y que pueden servir para recordar a una persona a la que no conocieron o de la que apenas tienen información o recuerdos propios porque no han tenido oportunidad ni tiempo.
No abrumar con detalles sobre el difunto
El entorno del menor tiene que enseñarle esas cosas, pero sin agobiarle ni tampoco convertirlo en el eje principal de la relación. Con esto queremos decir que hay familiares que, al sufrir una pérdida, tienden a sobrecargar al niño con información de este tipo pensando que puede olvidar o que no recordará al fallecido, e inician una cruzada por preservar la memoria del difunto.
Nuestra recomendación es que es mejor huir de esa actitud. Los niños son el centro y la información que podamos darles sobre el fallecido es una pincelada que les ayudará a tomar esa referencia, pero no lo haremos de manera central.
Cómo hablar a los niños de las personas fallecidas
Cuando el niño sienta esa curiosidad de manera natural, podemos decirle cosas que lo conecten con el fallecido, ya que si pregunta es porque quiere rellenar esos huecos creados por la falta de recuerdos. Así, podemos señalarle cosas en esta línea:
- – “Cuando cantas me recuerdas mucho a tu madre, a ella también le gustaba cantar y solía hacerlo cuando te cogía en brazos”.
- – “Ahora que te ha crecido el pelo lo tienes igual que el abuelo cuando era joven, me encanta que hayas heredado eso de él”.
- – “Me encanta cuando sonríes, me recuerda mucho a la sonrisa que ponía tu padre cuando estaba contento”.
- – “Eres igual de creativo que…”
- – “Tienes el mismo color de ojos que…”
- – “Me alegra que me lo preguntes, eres igualito que… en esto”.
Es importante que las referencias hacia el fallecido sean positivas, cariñosas, amables y las comentemos cuando el niño las requiera, nunca avasallándole con todas las cosas que tenemos preparadas para contarle.
Evitar las comparaciones negativas con los ausentes
Por último, conviene recordar que debemos huir de aquellas características a menudo relacionadas con el carácter y que son negativas, como por ejemplo:
- – “Tienes el mismo pronto que tu padre”.
- – “Qué carácter, igualito que tu madre”.
- – “Dices las mismas tonterías que tu abuelo”.
- – “Eres igual de pesado que tu abuela cuando nos obligaba a hacer las cosas”.
Si un niño tiene curiosidad por saber de un ser querido que murió, es porque quiere construir esa identidad y ligarla de algún modo a los recuerdos del fallecido. Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o descargar gratis nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web: