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Ayuda en duelo: Balance del año 2016

Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC

 

© MalagónEn 2016 hemos crecido en número de pacientes y terapias en nuestro servicio de Psicoterapia de duelo. No es que nos alegremos de que haya duelos, pero sí nos alegra saber que la gente cada vez confía más en nosotros y se atreve a hacer visible su dolor. No lo ocultan ni consideran que deben sufrir solos, sino que empiezan a querer compartir su dolor y a buscar un lugar donde al menos éste se valide, y puedan expresar abiertamente qué sienten y cómo.

Durante el pasado año, un total de 146 personas han confiado en nosotros para consultarnos sus dudas, empezar una terapia o sencillamente para saber que lo que sentían estaba dentro de la normalidad y que no les pasaba nada malo. Mucha gente también confirma con nosotros que el tiempo que emplea en su dolor y la forma de expresarlo son normales; y que su proceso no es patológico ni complejo, sino que sencillamente se están enfrentando a un duelo tras el fallecimiento de alguien a quien han querido y ha sido pieza fundamental en sus vidas.

Casos más frecuentes de duelo

La muerte de un progenitor es la que mayor preocupación suscita, quizá porque en estos casos a menudo los dolientes reciben comentarios como: “Es normal”, “Era muy mayor”… o sencillamente porque se supone que debemos sobrevivir a los padres y, por tanto, damos por hecho que la persona debe tener recursos para hacerlo, aunque nunca antes se hubiera enfrentado a un duelo. También son frecuentes los casos de hijos que han cuidado de sus padres hasta la extenuación, que dedicaban gran parte de su tiempo al bienestar y la compañía de sus progenitores y que, tras su fallecimiento, han visto que su vida se ha quedado muy vacía y les cuesta mucho reincorporarse a una nueva existencia sin sus progenitores.

Más del 40% de nuestras valoraciones se deben a la pérdida de un progenitor, pero es la pérdida de un cónyuge la que ocupa el segundo lugar en número de consultas (más de un 25%), ya sea por el dolor que sufre la persona tras la pérdida de su pareja, marido o mujer, compañero y compañera, confidente… Es frecuente que, al perder a una pareja, haya que redefinir muchos aspectos vitales que nunca se habían planteado, lo que -unido al dolor de la pérdida- suele dificultar el hecho de volver a vivir con el recuerdo del fallecido. Es normal que el cónyuge superviviente se sienta inseguro, preocupado, ante una realidad dolorosa y novedosa que, aunque sabida en ocasiones, no se planteó afrontar hasta que llega el momento.

Afrontar la muerte de un hijo

Más del 17% de las consultas que recibimos se deben a la pérdida de un hijo. Sabemos que se trata de una pérdida muy dolorosa, ya que lo habitual es que sean los hijos quienes sobrevivan a los padres, aunque desgraciadamente esto no siempre ocurre así. Nosotras cada vez somos más conscientes de que ésta es una realidad creciente, porque la esperanza de vida aumenta. Así, los padres que pierden un hijo buscan ayuda para sobrellevar el dolor que esto implica, sin ocultarlo.

Los niños ya ocupan casi el 10% de nuestras intervenciones, un porcentaje que va creciendo año a año, pues los adultos cada vez ven más necesario que los niños o adolescentes también puedan expresar sus dificultades y recibir ayuda tras la pérdida de un ser querido. En estos casos, la gran mayoría acude tras la muerte de un progenitor y, a veces, tras la pérdida de un abuelo o abuela que ha estado muy implicado en su cuidado diario.

Preguntas durante el duelo agudo

Es común que durante los primeros tres meses tras la pérdida los dolientes experimenten las mayores dudas sobre lo que están viviendo. La mayor parte de las consultas y terapias se buscan inmediatamente tras el fallecimiento del ser querido. Es en ese momento cuando las personas se sienten más confusas y tienden a manifestar síntomas, emociones, sensaciones que, si bien suelen ser normales, les generan mucha ansiedad, tristeza y preocupación, de modo que buscan respuestas profesionales para acompañar su duelo. El 43% de las consultas totales a nuestro servicio se concentra en este periodo.

Entre los tres y seis meses, los seis y doce meses, y pasado el primer año de la pérdida nos encontramos con porcentajes de consulta muy similares, por encima del 15%. Los números bajan mucho si nos referimos a consultas sobre un fallecimiento que se produjo hace varios años y cuyo duelo no está resuelto aún.

Las mujeres buscan más ayuda al duelo

Siguen siendo las mujeres quienes más nos consultan: más de un 75% de nuestros pacientes son mujeres que se encuentran con dificultades tras la muerte de un ser querido. Sin embargo, el número de hombres va creciendo y cada vez se atreven más a reconocer su dolor y a solicitar ayuda.

Las mujeres vienen más y la mayor parte acude a nosotros derivadas de otras consultas, en general por su médico de Atención Primaria o desde el servicio de Psiquiatría, que son quienes detectan la necesidad y nos remiten a los pacientes, aunque otra gran parte acude por el boca a boca, es decir: alguien que ha pasado  por aquí, o tiene algún familiar o conocido que nos ha necesitado, se lo recomienda.

No tenemos muy claro por qué la mayoría de nuestros pacientes son mujeres, pero barajamos varias hipótesis:

  • Habitualmente son más longevas y, por tanto, es más común que experimenten pérdidas.
  • Adaptarse a una nueva vida en la que el fallecido no está presente suele requerirles un gran esfuerzo y la puesta en marcha de habilidades que no habían practicado antes.
  •  – Muestran más sus emociones, están más acostumbradas a no esconderse del dolor, porque los mensajes con los que han crecido lo legitiman frente a los de los hombres, que a menudo crecen con mensajes de fortaleza, contención emocional y autonomía.

Menos tabú en torno al duelo

En resumen, 2016 ha sido un año en el que hemos crecido, no porque haya fallecido más gente, sino porque más personas buscan ayuda para superar su duelo, o desean sentirse acompañados y confirmar que lo que les ocurre es normal. El peor momento es cuando se acaba de producir la pérdida, por lo que el número de consultas se dispara en esa franja de tiempo. Es ahí cuando las personas buscan a los profesionales: cuando se experimenta la realidad y se asume que nunca más se va a volver a ver al fallecido.

Las pérdidas de padres y cónyuges son las que más consultas suscitan, seguramente porque son los fallecimientos más habituales frente a hijos y hermanos, aunque hay consultas en todas las áreas. Los adultos y las mujeres son quienes más nos consultan, mientras que el número de niños atendidos se mantiene bajo -aunque cada vez atendemos a más-, ya que los niños se adaptan con mayor facilidad a los cambios siempre que sus rutinas  permanezcan los más intactas posibles.

Sólo nos resta agradecer a todas las personas que pasan por nuestro servicio por la confianza y el valor que demuestran tratando de afrontar un duelo, de superar el dolor y de seguir viviendo a pesar de que, a veces, la pérdida se lleva mucho de la vida.

Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

 

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