Sara Losantos, psicóloga de FMLC
En artículos anteriores hablábamos de los diferentes escenarios que pueden darse en una relación de pareja, cuando uno de sus miembros -o los dos- sufre la muerte de un ser querido. En los casos en que se produce un distanciamiento de la pareja, los signos que nos pueden indicar que existe una crisis son cambios en las siguientes áreas:
La comunicación
Dado que el duelo es un proceso que requiere mucha energía e implica poner en marcha muchos recursos, puede suceder que el doliente deje de ser tan comunicativo como era antes o que modifique su patrón de comunicación, pasando de un estilo más cercano a uno más distante, de uno más distendido o relajado a uno más tenso, o de ser muy comunicativo a serlo poco o nada.
Esto tiene que ver con la necesidad de establecer un diálogo interno con el propio dolor para ir dándole salida y darle sentido. Esta comunicación interna puede inhibir o modificar la comunicación habitual dentro de la pareja. Si la pérdida ha sido conjunta el patrón afectará a ambos y, en el caso de que sólo uno de los miembros de la pareja haya sufrido la pérdida, sólo le afectará a él. Los cambios en la pareja vendrán derivados de la posibilidad de adaptarse a ese nuevo patrón de comunicación.
Las relaciones interpersonales
El dolor es incompatible con la ilusión. Por eso, mientras dure el duelo lo más habitual es que se restrinjan o se limiten las relaciones con los amigos y el entorno. Hay quienes buscan apoyo y consuelo en su entorno. En ese caso, el cambio tiene que ver con el sentido que tienen los “otros” en esa relación, el papel que juegan de “protectores” y/o “hombros sobre los que llorar”.
También puede ocurrir que el doliente prefiera vivir el dolor de una forma más íntima o más privada y entonces se reduzca el número de contactos con los allegados o amigos. Nuevamente esto será diferente en función de si la pérdida la ha sufrido un miembro de la pareja o si la han sufrido los dos.
La sexualidad
En principio el deseo sexual desaparece durante el duelo. Esto tiene que ver con el hecho de que el sexo está relacionado con la vida y es opuesto a la vivencia del duelo, que está más centrada en la muerte. Así, cuando el deseo reaparece sabemos que el dolor ha disminuido.
A pesar de ello, hay ocasiones en las que la sexualidad cumple una función distinta en el doliente: el sexo puede ser utilizado como vía de escape. Hay quien usa el deporte, o quien come más o se toma alguna copa para aliviar o amortiguar el dolor. En este sentido, el sexo puede llegar a funcionar como una experiencia contraria a la ansiedad o la angustia. En ese caso, la disminución de la necesidad o el deseo sexual se correspondería con una disminución del dolor.
El ocio
Es fundamental que las parejas tengan un espacio más o menos lúdico en el que puedan compartir actividades gratificantes, a través de las cuales reciben reforzadores positivos como humor, diversión, deporte, ternura, etc.
Cuando la pareja está en duelo, estas actividades pueden verse reducidas en duración o frecuencia. De hecho, eso es lo más habitual.
La educación de los hijos
La educación de los hijos suele ser habitualmente una fuente de controversia y de discusiones en la pareja. Estas discusiones o estas diferencias en el planteamiento de la educación pueden verse afectadas o incrementadas.
En resumen, la clave de sobrellevar el duelo en una pareja reside, por un lado, en la capacidad de adaptación al cambio de la pareja y, por otro lado, en la fortaleza que tenga la relación: si la pareja se encuentra al borde de la ruptura difícilmente resistirá una crisis, mientras que una relación sólida y resiliente tendrá mayores probabilidades de reponerse con éxito.
Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web: