Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Las circunstancias en que tiene lugar el fallecimiento de una persona tienen una gran influencia en la elaboración posterior del duelo que pasarán sus allegados. Lamentablemente a menudo se producen sucesos trágicos (asesinatos, atentados) en los que se ven afectados menores directa o indirectamente. Como entidad especializada en la atención y ayuda al duelo, consideramos adecuado ofrecer algunas claves que puedan ayudar u orientar a los afectados por este suceso.
Enfrentarse a la muerte en la edad adolescente es difícil, debido a todos los reajustes vitales propios de esa edad, de modo que aún resulta más complicado afrontar una muerte violenta de la que muchos han sido testigos. Por este motivo, hay que ser especialmente sensible y no dar por sentadas las cosas con respecto a cómo debe ser su duelo.
Sería conveniente proporcionar un espacio en las aulas para abordar el tema y los sentimientos, recordemos que tanto las familias como los profesores también pueden estar afectados muy directamente por lo sucedido. Es importante que los tutores se reúnan con sus grupos de alumnos y trabajen las emociones que hay asociadas a esa muerte, es fundamental que los alumnos y los profesores hablen de cómo se sienten, sin ocultarlo.
Reacciones normales del duelo
Tanto los adolescentes como sus profesores y su entorno tienen que saber que, al principio, las reacciones van a ser más intensas y no se pueden contener. Deben entender que eso no es un problema, ni nada de lo que tengan que avergonzarse. Tampoco implica debilidad. Se puede plantear la posibilidad de que aquellos que necesiten salir de las aulas durante un tiempo lo puedan hacer, si se sienten muy emocionados, inseguros o asustados.
También conviene facilitarles que puedan acudir al servicio de orientación o a la dirección del centro, si lo necesitan. Los homenajes a las víctimas son esenciales, un espacio para el recuerdo se hace imprescindible.
Atención al estrés postraumático
No hay que perder de vista el hecho de, al tratarse de una muerte imprevisible y violenta, este suceso puede generar tanto en los menores como en todas las personas afectadas reacciones de estrés postraumático, como revivir las escenas una y otra vez, tanto si se ha estado presente, como si lo han oído o se lo han contado.
Es habitual encontrarnos con adolescentes que reviven el hecho, con ansiedad, problemas de insomnio, miedos… Hay que explicarles que es una reacción normal, esperable y estar especialmente atentos para, pasado un tiempo prudencial, derivarlos a una atención especializada si continúan experimentando estos síntomas.
No minimizar los hechos
Por último, es esencial evitar hacer comentarios minimizadores a todas las personas afectadas (como “Ya deberías estar bien”, “Hemos tenido mucha suerte”, “Podía haber sido peor”…), ya que lo que les ha ocurrido es importante y así hay que considerarlo.
Pasado un tiempo, lo ideal es que se vaya recuperando la normalidad poco a poco, tanto en horarios, como en conversaciones, actividades… Sin perder de vista a aquellas personas más afectadas a las que se puede proporcionar una atención directa y concreta para ayudarles a superar el duelo.
Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:
santiago
Esto debería hacerse con todo el mundo cuando se le muere un familiar directo y cercano de forma brusca ( t sientes perdido , si t sucede de adolescente)
Martha Rocio Villazon Fuentes
Excelente artículo, no todas las personas sobresalen del duelo hay que saber manejarlos.