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La importancia de la escucha activa en el duelo

Pilar Pastor, psicóloga de FMLC

 

FMLCUna de las campañas más recientes de Médicos sin Fronteras decía así: “Lo único capaz de salvar a un ser humano es otro ser humano”. No podemos estar más de acuerdo con esta frase.

En lo concerniente a una terapia o al encuentro de una persona con otra que sufre, no existe herramienta más poderosa que el hecho de estar presente y atento, escuchando y acogiendo eso que surge.

Escucha activa frente a escucha reactiva

Normalmente, tendemos a identificar la escucha como un acto pasivo, como si quien escucha se convirtiera en un receptor inerte de lo que le cuentan. La escucha a la que nos referimos hoy tiene que ver con la escucha activa. Esto implica poner intención en entender, empatizar y acoger aquello que se escucha. Implica ir un poco más allá del contenido de las palabras e ir a una profundidad mayor. Cuando escuchamos atentamente a alguien, podemos verle globalmente. Podemos ver más allá de sus palabras.

En general, tenemos una tendencia a la multitarea: mientras escuchamos, conectamos con situaciones vitales parecidas que hemos vivido y a menudo redirigimos la conversación hacia nosotros, o recurrimos a dar soluciones y decir lo que la otra persona debería hacer. Con frecuencia reaccionamos así para suavizar más la angustia que nos invade cuando nos enfrentamos al dolor ajeno, en lugar de responder a la verdadera necesidad de quien nos habla. Sin embargo, la escucha implica un interés autentico por lo que el otro me comunica.

En qué consiste la escucha activa

Recurrimos a este texto de Jeff Foster que resulta especialmente esclarecedor en lo que implica una verdadera escucha atenta:

«Cuando estás con un amigo que está sufriendo, cuando su mundo ya no tiene sentido; cuando la confusión ruge y no encuentra ningún descanso, tan sólo por un momento, ¿resistirás la tentación de querer mejorar las cosas, de tranquilizarlo, de ofrecerle alguna respuesta, incluso de sanarlo? ¿Le ofrecerías tu quietud, tu escuchar, tu presencia y el calor de tu inmediatez? ¿Lo sostendrías en tu corazón con la misma ternura de una madre que abraza a su pequeño? ¿Lo abrazarías justo como se encuentra, sin la necesidad de que cambie o se transforme de acuerdo a tus propias necesidades y agenda? ¿Te mantendrías cerca, aceptando tu propia impaciencia y malestar? ¿Podrías mirarlo a los ojos y verte a ti mismo? ¿Te quedarías en el infierno de la sanación con él, confiando en la desintegración, sabiendo que sólo estas presenciando la disolución de un viejo sueño? A veces, al no hacer nada, todo se deshace y el amor se revela como la única medicina verdadera».

Enfrentarnos al sufrimiento

No siempre estamos dispuestos a realizar una escucha atenta del sufrimiento del otro. Esto nos enfrenta a nuestro propio sufrimiento, a lo incontrolable. En el contexto terapéutico, es fundamental que la base de cualquier intervención se sustente en la escucha atenta. Es tan básico y esencial que a menudo pasa desapercibido, o se pone escaso foco en la importancia de una escucha de calidad.

En artículos anteriores remarcábamos la importancia de acompañar a quien sufre no tanto a través de la palabra, sino del acompañamiento auténtico. Recordarnos de vez en cuando la importancia de estar con quien sufre con esta actitud empática y de escucha con interés sincero, vuelve a colocarnos en el buen camino.

Escucharnos a nosotros mismos

Del mismo modo en que ponemos en marcha esta actitud de escucha hacia los demás, podemos hacerlo hacia nosotros mismos. Es un ingrediente casi tan fundamental como mostrarnos solícitos con nuestros pacientes o nuestros amigos, mostrarnos atentos y solícitos con nuestro interior; crear un silencio interno donde pueda darse la escucha hacia el otro y también podamos atender lo que es nuestro.

Todas estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dude en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

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