Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC
Son muchas las muertes que se producen en verano, no son más que las que tienen lugar en invierno u otras estaciones, pero a menudo los fallecimientos que ocurren durante la época estival tienen características especiales, no por lo que implica la pérdida en sí, sino por la época del año en que sucede, que sí que tiene elementos diferenciadores.
En este post vamos a intentar esbozar algunas claves sobre este tema por si las necesitáis en algún momento, especialmente para tomar conciencia de algunos factores que pueden darse en verano y que no hay que perder de vista.
Cuando alguien muere de manera inesperada
Hay que diferenciar si la muerte es inesperada o esperada: no va a ser lo mismo para un niño que exista la posibilidad de prever la muerte, circunstancia para la que les habremos preparado. En el caso de las muertes que suceden tras una larga enfermedad, es necesario que los niños cuenten con toda la información adecuada para su edad, que no les pille de sorpresa.
Si no son capaces de prever estas circunstancias, es posible que no les dé tiempo a despedirse: tal vez la noticia les sorprenda de campamento, de viaje, en el extranjero o al cuidado de otros familiares, lo que a medio plazo suele dar problemas. El niño puede sentirse culpable por no haber estado ahí.
En el caso de las muertes inesperadas, hay que comunicar al niño lo antes posible los aspectos fundamentales de la muerte para que no se sienta engañado. En verano es frecuente que se tienda a entretener a los niños en un intento de alejar el dolor, como ya hemos comentado en artículos anteriores. Sin embargo, es preferible afrontar la situación lo antes posible y retomar después las actividades de verano con el menor.
Mantener las rutinas del niño
En verano no hay rutinas específicas. Cuando tiene lugar una muerte en el entorno durante el curso académico, esto sin duda interrumpe la rutina normal del niño. Sin embargo, en verano, aunque puede haber hábitos, el niño suele estar fuera de sus rutinas más habituales.
Un factor que ayuda a los niños a elaborar el duelo es mantener sus rutinas, es decir que sus actividades cotidianas no se vean interrumpidas, aspecto que es más complicado en verano. Aun así, hay que garantizar que el niño está atendido y cuidado, mantener en la medida de lo posible las actividades que solía hacer o sus costumbres veraniegas. Es importante que el niño tenga la sensación de verano.
Si ha sido necesario interrumpir las vacaciones para reajustar temas familiares, también es fundamental que el niño recupere la sensación de verano, bien manteniendo las actividades que tenía planificadas, o bien organizando otras que puedan sustituir las primeras, si es que el fallecido era indispensable para hacerlas.
El apoyo de los amigos en el duelo adolescente
El apoyo de los amigos es muy importante para los adolescentes. Como ya hemos comentado en posts anteriores, los amigos desempeñan un papel crucial cuando hablamos del duelo en adolescentes. A menudo son las personas a las que los adolescentes confían sus secretos, su dolor y las ideas que la muerte les ha generado.
En vacaciones muchos de estos amigos no se encuentran disponibles, muchos están en otros lugares y ese consuelo físico no se puede dar. Hay que animar al adolescente a que se ponga en contacto con los amigos más íntimos, que pueda compartir con sus compañeros más cercanos esa situación.
También es importante que los amigos íntimos puedan acercarse a consolar o acompañar a los amigos que han sufrido una pérdida, así que, si las familias están en contacto y se enteran del fallecimiento, es importante que se dé permiso a los adolescentes para acudir a consolar y a acompañar a sus amigos en estos momentos tan complicados.
La vuelta al cole tras el duelo
Es importante que los profesores del colegio sean avisados de lo que ha ocurrido, antes de que el niño en duelo se reincorpore al curso. Normalmente ocurre que algunos amigos, profesores o compañeros ya estén al corriente y otros no. De esta forma, se puede facilitar la reincorporación del menor teniendo en cuenta sus necesidades, evitando situaciones dolorosas que le generen dificultades o rechazo.
Por último, un dato importante: la familia necesita cierta intimidad. Es habitual que las familias que sufren una pérdida en verano se vean abrumadas por visitas, acompañamientos, aspectos que rompen tanto la rutina como la realidad familiar. El motivo es que durante las vacaciones estivales la gente tiene más tiempo y puede acompañar mucho tanto a la familia como a los menores. Esto puede ser de gran ayuda, pero también es un arma de doble filo que les permite tomar conciencia de la pérdida y experimentar el dolor y las emociones asociadas a la misma.
Cómo atender el duelo infantil
Para saber más sobre la atención del duelo en menores, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores en vuestro centro educativo (a través de este proyecto) o descargar gratis nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.
También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web: